Bonita localidad enclavada en la margen derecha del río Guatizalema. Conserva una atractiva arquitectura popular basada en el uso del sillar y el adobe con interesantes ejemplos del siglo XVIII. Las portadas de algunas de sus casas son bajo arco de medio punto con zaguanes pequeños. En la calle de la Iglesia destaca un escudo sin leyenda, y bajo él, en la clave de la entrada, otro escudo gótico sin piezas ornamentales. Seguimos hacia la Plaza Mayor encontrándonos otro edificio que conserva un escudo policromado con leyenda sin descifrar, datado en 1781. Finalmente, otra de las casas levantada en torno a 1785 presenta la portada decorada con dibujos.
A todo ello hay que unir la Iglesia parroquial de San Juan, construida en el siglo XVII sobre un anterior templo románico. Se trata de un edificio de grandes dimensiones construido en sillería de piedra con planta de cruz latina y capillas cobijadas entre los brazos del crucero y la nave.
Destacan otros inmuebles de carácter etnográfico como es el antiguo horno de pan fechado en 1091. Considerado el más antiguo de Aragón se mantuvo en uso hasta los años cincuenta. El horno se encuentra enclavado en una cueva artificial de grandes dimensiones, horadada en la gran masa pétrea en la que se asienta la iglesia, su acceso es a través de unas angostas escaleras descendentes. En su interior se exponen algunas muestras de pan y trigo, instrumentos para la fabricación del pan y paneles informativos sobre la evolución histórica de su elaboración y su consumo. Las piedras que forman el horno son milenarias, y se han mantenido perfectamente al estar dentro de la cueva de roca arenisca.
Junto a la iglesia todavía se pueden contemplar algunos restos de lo que fue el antiguo castillo de la villa. Puede adivinarse el arranque de una de sus torres ante unas escaleras de piedra en la zona sur del conjunto.
La ermita de Ntra. Sra. de Bureta, asentada en una zona megalítica, fue reconstruida en el siglo XVII sobre el anterior templo Románico, antigua parroquial del poblado medieval de Bureta, hoy desaparecido. Adosada a la ermita se encuentra la casa del ermitaño, a la que se accede por arco de medio punto. En el exterior puede verse un crucero de término (monolito) con signos y símbolos de invocación para la fertilidad de los campos.
Hacia el norte, siguiendo el camino que nos conduce a Velillas y Liesa, nos topamos con el Puente Viejo, a su paso sobre el río Guatizalema. Se trata de un puente de arco rebajado construido con sillares de piedra bastante bien cortado. En el pretil del lado este aparece grabada sobre una de sus piedras la fecha de construcción que indica el año 1880.
En las laderas este y sur de un roquedo al norte de la localidad y a orillas del Guatizalema aparecen testigos de lo que fue el Poblado y Castillo de Abrisén. El centro de la villa se localizaría alrededor de lo que parecen restos de un aljibe y una fuente. Alrededor del castillo se levantaba la iglesia (como lo demuestra la necrópolis de tumbas antropomorfas), y un caserío. En la cumbre del roquedo se levantaba el Castillo, del que se ven sillares alineados que pueden ser restos de muros.
Cercana se encuentra la presa de Abrisén o Azud de Abella de la que no se conoce cronología aproximada. La obra se conserva perfectamente y, por su dimensión y perfección técnica, probablemente date de época musulmana, al abrigo de la cual se desarrolló la vida del poblado medieval islámico, que explicaría la comunidad mudéjar que lo habitó.
Por último, cabe destacar potro bello ejemplo de arquitectura popular, el Molino de Arisén, antigua edificación de tres plantas construida mediante sillares de piedra al cual se accede por un arco de medio punto. La planta inferior, se encuentra cubierta por una bóveda de cañón. El empuje de las aguas movía la rueda del molino.
Lugar con innumerables atractivos al que se une la posibilidad de practicar parapente en las inmediaciones de Monflorite y Huesca.